jueves, 21 de julio de 2011

Corto Pablochi: "Sigues dando vueltas" - segunda parte.


Sigues dando vueltas (segunda parte).


(Ad: tiene escenas zarpadas, cada quien lo lee porque quiere!).



Se miró por última vez al espejo y suspiró nerviosa “vamos Rochi”. Estaba tan linda, siempre tan natural, sin maquillaje, con una colita alta, jeans y una remera con escote en V. No necesitaba nada para ser linda, simplemente ser ella.



Dudo unos segundos antes de tocar el timbre, pero ya estaba ahí, tenía que hacerlo, vencer el miedo. Tocó y tras unos segundos la puerta se abrió. Entonces se quedó con la boca abierta. Como si nada, Pablo había abierto la puerta con el pelo mojado, sin remera, con unos pantalones blancos que le quedaban increíble, y tomando un vaso de leche chocolatada. La rubia lo chequeo de arriba abajo, un tanto nerviosa, muriéndose de ganas de tirarse encima y comérselo a besos, cada día estaba más partible.

-          Eh… perdón – Pablo se miró a si mismo y luego la miro a ella de arriba abajo, hermosa, simplemente – perdón por la facha, no pensé que ibas a llegar ahora…
-          Si este – se rascó la cabeza nerviosa – no me tarde porque… pasa que estaba cerca y… bueno ya sabes – pego una risita.
-          Si, seguro… dale, pasa –se hizo a un lado. Rochi pasó por su lado rozándolo y sintiendo su perfume, envolviéndose en él. Al pisar el departamento se dio cuenta que nada había cambiado, seguía siendo el mismo de siempre, solo que más ordenado – perdón por el desorden, ya sabes cómo soy…
-          Si, ya se como sos no te hagas drama… igual está más ordenado no…
-          Si bueno, es que Maca me ayuda a… - se calló al ver la cara de ella y lo que estaba diciendo, como siempre hacía cuando estaba nerviosa, revolvió su pelo – em… ¿queres algo?..
-          No, gracias está bien así…
-          Sabes lo que tengo que te va a re gustar – sonrió y entró a la cocina, Rochi se mordió el labio muerta de amor. Lo vio volver a la sala con una botella – jugo de pomelo.
-          Pero… a vos no te gustaba, ¡siempre me decías que te daba asco tomar eso en la mañana! – lo apuntó.
-          Si ya sé, pero bueno… la costumbre…
-          Bueno en ese caso, te acepto el juguito ¿no? – río.
-          Lo sabía…

Se sentó en el sillón color beige y esperó a que el apareciera y le pasara el jugo, en realidad, lo único que quería era hablar con él. Se le hacía muy difícil mirarlo y que no se le revolviera todo, verlo sentado al frente de ella, sin remera, con el pelo medianamente corto y como siempre desordenado…

-          Yo… quería entregarte esto – miró la caja que tenía en sus manos y se la alcanzó – creo que te pertenece.
Pablo la miró unos segundos y luego abrió la caja. Dentro se encontró con un montón de cartas que le había escrito, un par de dibujos que había hecho él de ella, unos cd donde Pablo había compuesto temas solo para ella.. el morocho trago grueso, un poco afectado al ver que ella le estaba devolviendo todo lo que él había hecho alguna vez para el amor de su vida. Notó que también habían algunas fotos de ellos dos juntos.

-          Las fotos… - las miró unos instantes – no creo que me pertenezcan a mi tampoco, son de los dos. En realidad todo esto es de los dos, nada es mío.
-          Bueno yo… siento que nada me pertenece, son cosas que vos me hiciste pero no se si deba tenerlas yo.
-          Tampoco me pertenecen a mí – dijo mirándola fríamente, con la mirada apagada y llena de dolor. Ella sabía perfectamente cuando a Pablo le dolían las cosas, y ese momento era uno de ellos – no se para que me pasas estas cosas – rió de forma amarga – nada de esto es mío ¿Por qué no las botaste? ¿no las quemaste? ¡que se yo! – se levantó alterado.
-          Pará un poco yo…
-          ¿¡vos que!? ¡vamos Rocío! ¡te conozco perfectamente! Se lo que querías lograr con esto…
-          ¿de que hablas? – se hizo la desentendida.
-          Lo hiciste a propósito ¿verdad? Querías que yo me acordara de todo eso, que viera las fotos, que me acordara de los dibujos de las cartas de… -se tapo la cara – por que me haces esto ahora…
-          Porque yo… yo.. pensé que… ¡que iba a saber yo que te iba a joder! ¿vos acaso no estás tan perfectamente feliz con ella?
-          ¡si! ¡claro que lo estoy! – alzó la voz – estoy… ¡muy feliz! Como nunca antes lo estuve con nadie… - a ella se le llenaron los ojos de lagrima – nadie me había hecho tan feliz como ella – Rochi  bajo la vista dolida – ni vos ni nadie ¿entendes eso? ¿eh?
-          ¡pues no parece! – se acercó a él gritándole, ya dejando escapar las lagrimas. Pablo solo la miraba – solo pareciera que te quieres auto convencer de eso porque eso no es verdad… -Pablo lanzó una carcajada.
-          ¿Quién sos flaca? ¿vos me vas a decir a mi como tengo que ser feliz? La chica perfección, la profesora de moral…
-          Cállate…
-          No me callo nada, ¿venís a mi casa para esto? ¿me llamas para mostrarme todas estas boludeces y reclamarme quien sabe que cosas? ¿Qué es lo que queres? – ella no contestó - ¡dale carajo! ¡decime que quieres de mí!... no, sabes… no me respondas – él también estaba comenzando a llorar. La apuntó con rabia – vos sos una egoísta, eso sos… sos una mierda Rocío… lo único que queres es verme mal, sufriendo por vos, llorando por vos como un infeliz, no soportas que yo esté feliz con otra persona, vos estás acá para cerciorarte que yo sigo eternamente enamorado de vos, que no te olvide que te voy a amar toda la vida, que me voy a quedar como un idiota esperando a que vuelvas… que como siempre hice te voy a esperar y respetar todos tus tiempos mientras vos… ¡maldita seas! – le gritó - ¡mientras vos estás viendo que hacer con tu puta vida! ¿eso querés no? – Rochi con sus manos tapaba su cara y lloraba, lloraba, y lloraba - ¡dale, contéstame! – se acercó a ella y la remeció sosteniéndola de las muñecas.
-          ¡basta! ¡soltame! Me estás lastimando…
-          ¿¡y vos cuánto daño me hiciste a mí!? ¿eh? ¡sos tan egoísta que solo pensas en vos y en nadie más que vos! ¡Te pensas que sos el centro del mundo, no soportas ver que soy feliz sin vos!
-          ¡porque no sos feliz sin mí! – estaban a escasos centímetros gritándose todo – vos no podes estar sin mí Pablo, ¿porque no asumís la verdad? Ella no te hace feliz porque para ser feliz solo me necesitas a mí… no sos capaz de estar con ella sin pensarme, ni siquiera sos capaz de hacerle el amor sin decirle mi nombre – Pablo la miraba con los ojos encendidos, casi como si lanzaran fuego - ¿me lo vas a negar acaso? ¿eh? Cobarde, ¡mentiroso!
-          ¿y si eso fuera qué? – ya la tenía contra la pared afirmando sus brazos y a escasos milímetros, ambos no podían dejar de mirarse los labios y los ojos – ¿Qué vas a hacer con eso?... yo estoy feliz con ella, ella me ama, y es una mina de verdad... –Rochi río sarcástica.
-          Te aseguro que esa “mina de verdad” no es capaz de volverte tan loco como yo…

Sin darle tiempo para pensar, la rubia se acercó para encontrar sus labios con los de él, esos preciados labios que por meses había extrañado tanto. Pablo se quedó inmóvil, mientras la rubia sensualmente lo incitaba a responderle, cosa que no tardo tanto en cumplirse. El morocho la tomó por la cintura efusivamente, haciendo que sus cuerpos instantáneamente tuvieran un contacto extremo. Sus labios se movían de una forma frenética, ninguno de los dos podía seguir el ritmo que el otro tenía, a pesar de esos sus labios calzaban a la perfección. Sus lenguas se encontraron, se entrelazaron, se saboreaban como tanto les gustaba hacer. Rocío pasó sus manos por la nuca de él enredando sus dedos en su pelo. Ambos tenían la respiración agitada la cual a cada segundo aumentaba más y más.

-          Te amo – le dijo ella entre suspiros y susurros escondidos entre sus labios. El solo la miró y continuó besándola, pero al segundo ella lo separó y lo miró a los ojos buscando una respuesta – dime que no me olvidaste, y si no… decímelo, yo me olvido de vos, nunca más te vuelvo a buscar, te lo juro… -Pablo la miraba fijamente a los ojos, pero sabía perfectamente lo que estaba haciendo y lo que sentía.
-          Yo también te amo – dijo con voz ronca, a causa de la excitación que sentía, sus manos recorrían la cintura de ella mientras se besaban – sos lo mejor que me pasó en la vida – ella simplemente sonrió, lo conocía, sabía por dónde atacar y por donde ganar también.

 Sus labios se volvieron a encontrar en un beso apasionado y lleno de sentimientos. La rubia pasaba sus manos por el torso descubierto de él, provocándole múltiples sensaciones. Las manos del morocho se dirigieron a la remera de ella, la cual al segundo ya estaba en el piso. Pablo posó sus labios en el cuello de ella, la rubia cerró sus ojos mientras disfrutaba de los mimos sensuales de él. Pablo fue bajando de su cuello, por sus pechos, por su panza, hasta llegar al pantalón, el cual fue desabrochando de manera sexy y provocativa. La rubia lo miraba desde arriba mordiendo su labio inferior, un gesto que a él lo mataba. Le quitó los pantalones dejando ver un conjunto de encaje rosa pálido el cual le quedaba perfectamente acomodado a su esbelta figura. Subió nuevamente hacia sus labios, mientras sus juguetonas manos ya no acariciaban sus caderas, si no que ahora estaban más abajo, tocando su cola. Los suspiros y gemidos de ambos no tardaron en aparecer, había un completo descontrol entre sus cuerpos, sus bocas, sus sentimientos. Con las manos posadas en aquel sector bajo de la rubia, Pablo la levantó sin soltar sus bocas. En pocos segundos aparecieron en la habitación del morocho. Caminaron a los besos hasta que Pablo calló en la cama con ella encima. Rochi se separó y provocativamente fue quitándole los jeans al morocho, el cual la miraba con una sonrisa compradora. Cuando se acercó nuevamente a besar los labios de su “ex”, el pasó sus manos por el cuello de ella y luego por su pelo para desatar la cola que llevaba puesta. El pelo dorado calló por los hombros de ella y por los brazos de él, provocándole al morocho un sinfín de escalofríos. Sus bocas se entendían perfectamente en el arte del amor.
La rubia mantenía sus piernas una a cada costado de él, haciendo que en esta posición pudiese sentir toda la “gracia” del morocho, que cada vez se hacía notar más y más. Las grandes manos de él acariciaron la espalda de Rocío, se acercaron con lentitud hacia el broche del corpiño para luego desabrocharlo y dejarlo caer. Pablo la miraba completamente enamorado; esa chica, su chica… era perfecta. Tan delicada, tan dulce, tan pasional, tan hermosa… cualquier adjetivo quedaba pequeño al lado de lo que veía cuando la miraba a los ojos, cuando sus ojos pasaban recorriendo su hermoso y tallado cuerpo. A ella le gustaba ver que él la mirara de esa forma, le gustaba sentir que le pertenecía, que ella le pertenecía a él tanto como él a ella.
Con una de sus manos Rocío fue bajando por el torso de él, hasta introducirlas dentro de su bóxer. Los ojos de él parecían tirar fuego de la manera en que la miraba. Pero no tardó en sentir el pulso de ella acariciando su cuerpo de manera muy sensual y provocativa. Los gemidos de Pablo no tardaron en aparecer, se retorcía de placer y ella disfrutaba sintiéndose completamente poderosa ante él.

-          ¿Qué pasa rubia quieres jugar? – dijo el acercándose para besarla entre risas.
-          Me encanta jugar –lo separó para mirarlo a los ojos – vos no vas a jugar conmigo, ¿verdad? – Pablo no entendió precisamente a que se refería, solo sonrió y se acercó nuevamente para besarla, haciendo que ella quedase debajo de él esta vez.

El tiempo parecía no correr cuando se trataba de amarse y estar juntos, cuando se trataba de tocarse de besarse, de sentirse, de respirarse… no sabían cuanto tiempo había pasado, solo sabían que el tiempo que pasaba era preciado. Madrugada, afuera llovía torrencialmente, pero aunque el cielo se cayera, ellos no se preocupaban si de estar juntos se trataba… las ventanas empañadas a causa del calor que desprendían sus cuerpos, entre las sabanas enredados, amándose, horas y horas y nada era suficiente.

El morocho recostado en la cama, con los ojos cerrados y una media sonrisa. Ella acostada en su pecho acariciándolo dulcemente. Rochi dejó un beso en el pecho de él y apoyo su mentón en él para mirarlo con una tierna sonrisa.

-          ¿Qué pensas? – el no respondió, solo abrió los ojos mirando al techo – ah ya se, que… extrañabas mucho estar conmigo, así… ¿no? Se noto… - se hacía la interesante. Pablo la miró y no pudo evitar reir – que te reis, me vas a decir que es mentira seguro…
-          No, no es mentira... es verdad – ella se acercó para besarlo, Pablo se lo devolvió un tanto distante – que raro está lloviendo y nunca me di cuenta…
-          Como te ibas a dar cuenta si estabas re entusiasmado conmigo –rió, pero Pablo no lo hizo – dale… ¿Qué te pasa?
-          Nada me pasa, ¿que me podría pasar?
-          No se estás raro, no te reis con nada, me miras extraño… ¿hice algo mal? ¿no te gustó? O …
-          No pará…¿Qué decís? No hiciste nada mal vos y… si que me gusto… digo… como no me va a gustar si estar contigo siempre fue lo mejor que me podría pasar – ella sonrió tierna.
-          ¿entonces? – acarició su cara con ternura. Pablo se sentó en el borde de la cama y se tiro el pelo hacia atrás – dale… ¿me vas a decir que no te pasa nada?… lo peor es que me dejas así, me haces sentir mal si no me decís que pasa Pablo – su voz estaba entre cortada, angustiada. Pablo se giró a verla y tomando la cara de ella entre sus manos la besó.
-          No sos vos, soy yo… soy yo el que no puede ordenar lo que siente – junto su frente con la de ella. Ella lo miró entendiendo a que iba.
-          Ah, ya entiendo a que queres llegar… es por ella que estás así ¿verdad?
-          No… digo… no sé, Rochi… entendeme… - Ella rió de forma triste, sabía que quizás esto iba a pasar, pero por amor ella se había arriesgado a todo. Tomó su ropa y entre las sabanas se dispuso a ir al baño. Pablo se puso el pantalón para seguirla – pará… Ro, escúchame – la tomó del brazo pero ella se soltó. Sin decir nada entró al baño – mi amor escuch… - Rocío le cerró la puerta en la cara – está bien… no me expliqué bien… - decía el morocho desde afuera – no es lo que quise decir… bueno si, pero no así, digo… ¿podes salir para que hablemos?...

Ella no respondía, solo se escuchaba que lloraba. La rubia se apoyó en la puerta y se dejo caer al piso mientras escondía su cara entre sus piernas. Como una mujer podía ser tan boluda y arriesgar tanto por amor, no se merecía eso… quizás si, ella lo había lastimado también, quizás él se lo estaba devolviendo ahora… simplemente no entendía por qué había sido tan cerdo de usar lo que para ella era lo más importante y la mayor prueba de amor, a pesar que había pasado quizás muchas veces, para ella esta vez era distinto, era demostrarse que las cosas eran distintas a como se veían, que en realidad todavía quedaba amor, que en realidad todavía el la necesitaba, que todavía la soñaba y la respirada. Pero no era así, todo era mentira, todo era una mierda.

8 comentarios:

  1. u.u hermosa la segunda parte
    pero el final me mata todo.
    me encanto la pelea y todo lo siguiente! la imagen esta muy buena, necesitaba dosis pablochi al estilo chubi, pero onda como qe ahora me dejas intriga con la 3ra parte, pero por lo que entendi subis pasado mañana, asi que genial!
    realmente quiero que macarena termine sola y llorando, sabiendo que nunca la quizo! (se nota qe la odio?)
    besitos chubi =)

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  2. LPM chubi !!! casi me haces llorar !! pero me encanto .. impresionante ..

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  3. Que llegue Macarena y los vea :P Sí, sí... Se largue a llorar, y que se quede mojándose en la calle con la lluvia, y un auto la moje (? jajaja. Re mala era... Sos genia, Chubi papilla!

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  4. Increible lo que trasmitis chubi .. la verdad .. FANTASTICO ... me encanta :D quiero 3ra parte YAA u.u

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  5. Hay por dios! xdddd casi me muero con el capitulo O.o amooo tus cortos *-* ojala que sigan ;) y sii son Pablochii mucho mejor xd

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  6. Otra cosa esto sigue? o se queda así? aunque no creo xd

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  7. Maas tiernos!! Lastima como termino u.u, sigue??

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