viernes, 29 de julio de 2011

Corto Pablochi: "Sigues dando vueltas" - tercera (última) parte.


Sigues dando vueltas (tercera parte).

Tercera parte:


Media hora después la rubia se asomó por la puerta. Tenía los ojos hinchados y se notaba que había llorado bastante. Pablo estaba sentado en la puerta de la habitación, cuando la vio salir se la quedo mirando con cara de tristeza, pero no pudo sostenerla más tiempo por lo que la volvió a bajar al piso.

-          ¿me vas a dejar salir o voy a tener que salir por la fuerza? – dijo ella dura cruzada de brazos.
-          Ni aunque hagas toda la fuerza del mundo podrías correrme igual – la miró.
-          No estoy para chistes, correte – se acercó de forma acelerada, Pablo se levantó y la freno, quedando muy cerca los dos – salí…
-          No, por favor, déjame que te explique cómo son las cosas…
-          No tenes nada que explicarme Pablo, está bien yo – suspiro y se tiro el pelo hacia atrás – es mi culpa todo esto, yo no debería haber venido hasta acá ni tendría que haberte besado ni nada, vos me dijiste que estás feliz con ella y que la amas pero yo insistí en que no es así… te removí el pasado, te hice pasar un mal rato, vos solo queres ser feliz y yo vine acá a joderte todo… perdóname… - intentó salir del cuarto pero él la freno.
-          No es así, vos no me jodiste nada, yo te dije lo que te dije porque… porque es lo que quiero pensar, quiero hacerme la idea de que no te necesito más para ser feliz, que te olvide y que a Maca la estoy empezando a amar – Rochi bajó la vista – pero no es así, vos me conoces más que nadie Rochi – tomó la cara entre sus manos – yo te amo a vos, cualquier cosa que pasa a mi alrededor me trae tu imagen, sabes… mis cosas siguen teniendo tu perfume, sigo guardando todo lo que me recuerda a vos.. porque por un lado quiero hacerme la idea que no vas a volver que esto se acabó y trato de ser feliz, pero por otro lado… por otro lado no quiero olvidarte ni sacarte de mi corazón, quiero que seas mi mujer toda la vida – Rochi lo miraba enternecida, con los ojos llenos de lágrimas y de ilusión.
-          Pero a ella la queres… - dijo la rubia con un hilo de voz a causa de la emoción.
-          Si, si la quiero, es linda y… lo paso bien con ella, es por eso que me siento así, porque ella no se merecía que yo le haga esto ¿entendes?... – abrumada, la rubia bajó la vista entendiendo perfectamente las palabras de Pablo. Pablo suspiró al verla tan afligida, no sabía cómo hacer para solucionar las cosas – necesito… tiempo, necesito pensar.
-          Ese es el problema Pablo, cuando vos amas a alguien no necesitas pensar las cosas…
-          ¡pero esto va más allá de eso! Yo no puedo lastimarla a ella…
-          ¿pero si podes lastimarme a mí? Después te llenas la boca diciendo que me amas, pero no sos capaz de jugártela ni siquiera un poco, soy yo la tarada que viene acá para tenerte cerca y vos me salís con que necesitar pensar… que necesitas tiempo… ¿para qué? ¿para pensar cuanto me amas del 1 al 10? ¿cuán feliz vas a ser con ella o con migo?...
-          Vos no te mereces esto pero ella tampoco… - Rochi salió del cuarto enojada, Pablo fue tras ella – espérame un segundo no terminamos.. – Rochi se frenó y se volteo a verlo.
-          Hace tiempo que terminamos – dijo fría, distante – y me parece que para siempre porque si no sos capaz de jugarte por mí… es que en realidad esto no vale la pena.

No esperó un segundo más, estaba decidida a desaparecer de su vista sin pensar en lo que había pasado. Pablo no fue capaz de detenerla, ¿para que?, sabía que la estaba lastimando más con sus palabras y sus indecisiones, sabía que la estaba haciendo sufrir al retenerla ahí y repasar todo lo que había pasado esa noche. Era de madrugada aún y seguía lloviendo, pero conocía a Rocío, sabía que no iba a poder frenarla ni mantenerla un segundo más a su lado, era mejor dejarla ir y que pensara las cosas… así el también se daba tiempo de hacerlo.
Se sentó en el sillón y las imágenes de esa noche no dejaban de atormentarlo. Por un lado se sentía feliz de haberla tenido nuevamente entre sus brazos, de haberla besado como se le antoje, de tener su cuepo ese que tanto amaba solo para él, y disfrutarla y hacerla sentir feliz, era su mujer y se sentía con totalidad propiedad de ella, sabía que Rocío le pertenecía tanto como él le pertenecía a ella. Por otro lado se imaginaba a Macarena, jamás pudo sentir nada estando con ella, nunca pudo estar una noche con ella sin pensar en Rocío, pero ahora le venía la culpa más que nunca, Macarena no se merecía ese engaño de su parte, no se merecía que él pensara en otra mujer estando con ella, no se merecía que el la besara imaginando que eran los labios de Rocío… no se merecía sufrir por él.
Volvió al cuarto donde yacía la cama completamente desarmada, de todas formas no pudo evitar sonreír pensando en lo “magnifica” que había sido esa madrugada con la rubia, que por cierto, había estado más “entusiasmada” que de costumbre. Tomó la guitarra y se sentó en el balcón a tocar, no sin dejar de prender un cigarro. Desde que estaba sin ella que le había dado la loca manía de auto-desgastarse fumando.
No supo cuanto tiempo estuvo tocando y mirando el cielo, pensando y reflexionando que iba a hacer ahora con todo lo que tenía en la cabeza, con Rocío, con Macarena, con su vida…

-          Che viejo, ¿Qué haces ahí? – Freddy, uno de sus más amigos, el cual siempre entraba y salía del lugar como si fuera su propia casa - ¿ya desayunaste? Siempre tengo que levantarte a los tirones y ahora estás despierto – rió, sentándose frente a él - ¿hola? ¿estás? – Pablo lo miró y suspiró.
-          Hola, no te ví.
-          ¿me estás jodiendo? Entré haciendo ruido te hablo hace dos horas más o menos ¿Qué te pasa?
-          Anoche estuve con Rochi… -Freddy lo miró serio, sin poder creerlo.
-          ¿Cómo que estuviste con Rochi? ¿estuviste donde?
-          Acá estuve, con ella… estuvimos juntos..
-          A yo no te lo puedo creer – rió echándose hacia atrás en la silla – mirá vos, la rubia no me contó nada, es bueno eso viejo… quiere decir que ustedes…
-          Nada, se fue enojada ahora hace un rato, bueno en realidad a las cinco de la mañana más o menos – hubo un pequeño silencio – le dije que sentía culpa por Macarena…
-          No podes ser tan idiota, sos un naipe mal… todo lo que luchaste siempre por ella ¿y ahora le decís eso? … aparte por último se lo decís antes de estar con ella y no después, pareciera que la usaste simplemente para sacarte las ganas… y ya sabes – lo apunto – vos la lastimas a Rocío y te mato, no me importa que seas mi amigo.
-          Deja de hablar boludeces, vos sabes que yo la amo a Rocío, ¿pero acaso nadie me va a entender a mí? Antes estaba solo, ahora ya no estoy solo y Macarena no se merece que yo le haga esto, soy un hijo de puta ¿entendes eso?
-          Un hijo de puta enamorado de su ex, esa mina está pirada viejo ya te lo dije, ella sabe que amas a Rocío, por eso es tan loca y maniática, pirómana y celosa, date cuenta de una vez…
-          No la trates así tampoco… para que yo… no le respondo de la manera que ella quiere, ella está bien en ser así…
-          No está bien, pero allá vos. Solo te digo una cosa, no puedo creer que quieras perder el tiempo con una loca que no queres antes que ir con Rochi que vino acá a darte la solución en bandeja, solito vos te la rebuscas. No es justo para Rochi que hagas esto y menos para Macarena, ¿o acaso prefieres estar con alguien a quien no amas? ¿acaso eso no es mentirle a ella también? – Pablo estaba en silencio, pensando todo lo que le estaba diciendo su mejor amigo –podrías escucharme que sea…
-          Gracias amigo – sonrió ampliamente. Se acercó a Freddy y beso su frente eufóricamente para luego encerrarse en el cuarto.

Rochi estaba en las nubes. Hace unos minutos que Lali le había estirado un mate y ella, nada. Pareciera que estuviera completamente desconectada con el mundo. Lali dejó el mate a un lado y se sentó en el mesón al lado de su amiga.

-          ¿Qué pasa por esa cabecita loca? Tenes una carucha de que no dormiste nada – rio. Rochi la miró y titubeó nerviosa.
-          Dormí un montón, que decís
-          Estás rara… ¿seguro estás bien?
-          Es verdad, no dormí nada… pero no sabes porque no dormí nada, no es porque me desvelé…
-          Uh flaca que misteriosa, dale contame – hecho una sorbida al mate.
-          Anoche estuve con Pablo – La morocha comenzó a toser atorada a causa de la impresión. La miró con los ojos bien abiertos.
-          Como… ¿estar de estar? ¿vos y el….? – Rochi asintió - ¿¡Cómo pudo pasar!? ¿Qué fue a tu casa y te obligó? – Rochi solo negaba intentando callarla – o quizás te engañó con algo… yo lo mato si te hizo algo…
-          ¡Cállate un segundo Lali! La idea no es que se entere todo el mundo… aparte Pablo no me obligo a nada, yo fui a su casa – bajo la vista jugando con sus dedos – en realidad yo fui la que empezó, el quería que yo me fuera y yo no me quise ir, entonces lo besé y bueno… después no pudimos parar y terminamos haciendo el amor – no pudo evitar sonreír – es tan perfecto…
-          Ah na – rió – tu cara de boluda enamorada es lo más gracioso – Rochi la miró fulminante – no puedo creer que hayas hecho eso, vos sabes que Pablo está con otra mina…
-          Si ya se, después de todo me dijo que estaba mal, que nunca tendría que haber pasado, que sentía culpa por la otra…
-          Yo lo mato, ¡es un hijo de puta!... yo lo re quiero pero no puede hacerte eso, es de mala persona, Pablo no es mala persona para hacer algo así.
-          Ya lo se, yo lo conozco, se que esto que pasó lo tiene mal porque vos sabes cómo es él, que nunca quiere lastimar a nadie y… en realidad esto fue mi culpa, yo nunca tendría que haber ido…. – suspiró – me dijo que me ama – sonrió triste mirando a su amiga – que yo soy su mujer, la persona con la que quiere estar toda la vida…
-          ¿entonces? ¿Por qué no se dan otra oportunidad?
-          Porque está ella… y el ya la escogió… si me amara no dudaría en dejarla y en venir conmigo, no escogería hacerme mal a mí antes que a ella, se la jugaría y no lo hace.
-          No se qué decirte – se acercó a la rubia para fundirse en un abrazo tierno, donde le daba a entender todo su apoyo y el hecho de que ella siempre iba a estar a su lado para consolarla.

El momento fue interrumpido por la puerta, cual sonó estruendosamente cuando una morocha entró como si su alma estuviese poseída o algo así. Tenía el rostro completamente endurecido, se notaba que había estado llorando, y en sus ojos podía ver odio, mucho odio. Miraba a la rubia con ganas de sacar cada mecha de su cabeza, con ganas de ahorcarla, patearla, escupirla o quizás más. Rochi enseguida se dio cuenta que se trataba de Macarena, la novia de Pablo. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda al verla parada mirándola desde la puerta.

-          Perdón ¿no te enseñaron a tocar la puerta a vos? – Lali la conocía perfectamente, un par de veces la había visto cuando iba a visitar a Cande y Pablo en las grabaciones, típica minita celosa, hueca y molesta, Pablo siempre intentaba llevarle el amen en todo, pero cierto era que era insoportable.
-          Con vos quería hablar – se acercó a Rochi, pero Lali le impidió el paso. Macarena no dejaba de mirar con profundo odio a la rubia - ¿esto era lo que querías no? ¿querías separarme de él? ¡Sos una maldita perra, eso es lo que sos!, te fuiste a acostar con mi novio para sacarte las ganas porque no soportas que esté feliz con otra persona… ¡asco me das puta de mierda!
-          ¡no se ocurra volver a decirle así, si no te juro que te vuelo los dientes! – la amenazó Mariana.
-          Déjala Lali, déjala… que diga todo lo que quiera, con todo lo que diga no va a hacer que no haya estado con él…
-          Te mato… ¡yo te mato! – se le tiró encima tomándola del pelo. Ambas chicas se debatían en una lucha cuerpo a cuerpo, haciendo que Lali intentase separarlas. No logro nada más que un golpe en la boca. Peter, Gastón y Nicolás se asomaron enseguida al escuchar los gritos, topándose con la escena. Nicolás agarró a la rubia  mientras que Gastón sostenía a la castaña loca, ambas tiraban patadas y manotazos como si todavía estuvieran peleando.
-          ¡chicas cálmense! – dijo Gastón, mientras que Peter le miraba la herida en la boca a Lali - ¿se puede saber que caracho les pasa? ¿están locas?
-          ¡esta mina es una perra! – Macarena parecía realmente desquiciada - ¡le gusta acostarse con novios ajenos! – los chicos miraban sin entender nada.
-          ¡vos sos la idiota que no te das cuenta de nada! ¿no te das cuenta que si está con vos es porque sos una regalada?
-          ¡decímelo en la cara envidiosa!
-           ¡esquizofrénica!
-          Se callan las dos –interrumpió Peter - ¿vos que haces acá? ¿Quién sos?
-          El juguete de Pablo es – rió Lali, Macarena la fulminó con la mirada.
-          Está…. Maldita, se metió con Pablo, no soporta ver que él es feliz sin ella, ahora logró que Pablo me dejara ¿¡estás feliz!? – Rochi no pudo evitar sonreír.
-          ¿Qué? Él… ¿te dejó?
-          ¿Qué sonreís? ¡idiota!
-          La verdad… es que… gracias por venir – la miró Rochi sonriendo – gracias porque me haces darme cuenta que es lo que tengo que hacer ahora mismo…

Cuando la vida te sorprende, te sorprende.  Un día todo va de maravillas, al otro día todo se desmorona, y al siguiente las cosas se empiezan a levantar… así es todo, una rueda que gira y todo queda a la suerte del azar. Así eran las cosas. Un día era odio, al otro día era amor, un día era dudas, y esa tarde era de decisiones.
Pablo tomó las llaves del auto dispuesto a salir, pero cuando estaba dentro del coche escuchó una voz que lo frenó a medio camino. Se bajó y vio la figura de la blonda a una distancia de unos metros, parada y esperando que su grito haya dado resultado. La vio acercarse a paso acelerado. No se detuvo a pensarlo, cuando estaba frente a él lanzó una cachetada que casi le dio vuelta el rostro. Pablo quedó perplejo. ¿Qué había hecho ahora?..

-          Per…

Rocío no lo dejó continuar, parecía una loca y quizás lo estaba. Ya estaba llorando como siempre, sensible la chica. No dejó que Pablo emitiera un sonido más, ya que sus labios ya se encontraban besando los de él. Pablo la tomó por la cintura y la presionó contra su cuerpo, no quería dejarla escapar nunca. Sus labios se unían en un tierno pero intenso beso, lleno de amor. Se separaron y se miraron a los ojos, ella no hizo más que sonreír, aunque seguía llorando.

-          Perdón por… la cachetada, pero te la debía – Pablo rió tierno
-          ¿y esto por qué?
-          Porque yo sabía… dentro de todo… que no me ibas a fallar, yo sabía que te la ibas a jugar por mí, gracias – dijo fijando sus ojos mieles en los verdes de él.
-          Perdóname por ser tan tonto, por no darme cuenta antes cuanto mal te estaba haciendo, a ti, a mí, a ella…
-          Si, sos medio tonto, bueno medio no, bastante…
-          Bueno…
-          Pero sos el tonto más lindo del mundo, y … te perdono – dijo colgándose de su cuello y abrazándolo fuerte – júrame que nunca más me vas a dejar.
-          Te lo juro, te lo juro por lo más importante que tengo – acariciaba su pelo y la besaba tierno – te lo juro… te amo, Rochi, más que a mi propia vida te amo…

Se volvieron a unir esta vez en un apasionado beso. Como había dicho él alguna vez, eran almas gemelas, el destino los había juntado para nunca separarlos. Era una promesa de la vida con ellos, era eterno, para siempre.

FIN.



Bueno chicas, nada... quería darles las gracias a todas las que leyeron el corto, las que comentaron, las que esperaron pacientemente jajajaja las que me entendieron, me felicitaron etcetc, GRACIAS de todo corazón, y no se preocupen que los cortos siguen, como dije ya, voy a hacer de más parejas. Ya saben, el próximo corto es LALITER para que no se lo pierdan. Besos y GRACIAS!!!.

jueves, 21 de julio de 2011

Corto Pablochi: "Sigues dando vueltas" - segunda parte.


Sigues dando vueltas (segunda parte).


(Ad: tiene escenas zarpadas, cada quien lo lee porque quiere!).



Se miró por última vez al espejo y suspiró nerviosa “vamos Rochi”. Estaba tan linda, siempre tan natural, sin maquillaje, con una colita alta, jeans y una remera con escote en V. No necesitaba nada para ser linda, simplemente ser ella.



Dudo unos segundos antes de tocar el timbre, pero ya estaba ahí, tenía que hacerlo, vencer el miedo. Tocó y tras unos segundos la puerta se abrió. Entonces se quedó con la boca abierta. Como si nada, Pablo había abierto la puerta con el pelo mojado, sin remera, con unos pantalones blancos que le quedaban increíble, y tomando un vaso de leche chocolatada. La rubia lo chequeo de arriba abajo, un tanto nerviosa, muriéndose de ganas de tirarse encima y comérselo a besos, cada día estaba más partible.

-          Eh… perdón – Pablo se miró a si mismo y luego la miro a ella de arriba abajo, hermosa, simplemente – perdón por la facha, no pensé que ibas a llegar ahora…
-          Si este – se rascó la cabeza nerviosa – no me tarde porque… pasa que estaba cerca y… bueno ya sabes – pego una risita.
-          Si, seguro… dale, pasa –se hizo a un lado. Rochi pasó por su lado rozándolo y sintiendo su perfume, envolviéndose en él. Al pisar el departamento se dio cuenta que nada había cambiado, seguía siendo el mismo de siempre, solo que más ordenado – perdón por el desorden, ya sabes cómo soy…
-          Si, ya se como sos no te hagas drama… igual está más ordenado no…
-          Si bueno, es que Maca me ayuda a… - se calló al ver la cara de ella y lo que estaba diciendo, como siempre hacía cuando estaba nerviosa, revolvió su pelo – em… ¿queres algo?..
-          No, gracias está bien así…
-          Sabes lo que tengo que te va a re gustar – sonrió y entró a la cocina, Rochi se mordió el labio muerta de amor. Lo vio volver a la sala con una botella – jugo de pomelo.
-          Pero… a vos no te gustaba, ¡siempre me decías que te daba asco tomar eso en la mañana! – lo apuntó.
-          Si ya sé, pero bueno… la costumbre…
-          Bueno en ese caso, te acepto el juguito ¿no? – río.
-          Lo sabía…

Se sentó en el sillón color beige y esperó a que el apareciera y le pasara el jugo, en realidad, lo único que quería era hablar con él. Se le hacía muy difícil mirarlo y que no se le revolviera todo, verlo sentado al frente de ella, sin remera, con el pelo medianamente corto y como siempre desordenado…

-          Yo… quería entregarte esto – miró la caja que tenía en sus manos y se la alcanzó – creo que te pertenece.
Pablo la miró unos segundos y luego abrió la caja. Dentro se encontró con un montón de cartas que le había escrito, un par de dibujos que había hecho él de ella, unos cd donde Pablo había compuesto temas solo para ella.. el morocho trago grueso, un poco afectado al ver que ella le estaba devolviendo todo lo que él había hecho alguna vez para el amor de su vida. Notó que también habían algunas fotos de ellos dos juntos.

-          Las fotos… - las miró unos instantes – no creo que me pertenezcan a mi tampoco, son de los dos. En realidad todo esto es de los dos, nada es mío.
-          Bueno yo… siento que nada me pertenece, son cosas que vos me hiciste pero no se si deba tenerlas yo.
-          Tampoco me pertenecen a mí – dijo mirándola fríamente, con la mirada apagada y llena de dolor. Ella sabía perfectamente cuando a Pablo le dolían las cosas, y ese momento era uno de ellos – no se para que me pasas estas cosas – rió de forma amarga – nada de esto es mío ¿Por qué no las botaste? ¿no las quemaste? ¡que se yo! – se levantó alterado.
-          Pará un poco yo…
-          ¿¡vos que!? ¡vamos Rocío! ¡te conozco perfectamente! Se lo que querías lograr con esto…
-          ¿de que hablas? – se hizo la desentendida.
-          Lo hiciste a propósito ¿verdad? Querías que yo me acordara de todo eso, que viera las fotos, que me acordara de los dibujos de las cartas de… -se tapo la cara – por que me haces esto ahora…
-          Porque yo… yo.. pensé que… ¡que iba a saber yo que te iba a joder! ¿vos acaso no estás tan perfectamente feliz con ella?
-          ¡si! ¡claro que lo estoy! – alzó la voz – estoy… ¡muy feliz! Como nunca antes lo estuve con nadie… - a ella se le llenaron los ojos de lagrima – nadie me había hecho tan feliz como ella – Rochi  bajo la vista dolida – ni vos ni nadie ¿entendes eso? ¿eh?
-          ¡pues no parece! – se acercó a él gritándole, ya dejando escapar las lagrimas. Pablo solo la miraba – solo pareciera que te quieres auto convencer de eso porque eso no es verdad… -Pablo lanzó una carcajada.
-          ¿Quién sos flaca? ¿vos me vas a decir a mi como tengo que ser feliz? La chica perfección, la profesora de moral…
-          Cállate…
-          No me callo nada, ¿venís a mi casa para esto? ¿me llamas para mostrarme todas estas boludeces y reclamarme quien sabe que cosas? ¿Qué es lo que queres? – ella no contestó - ¡dale carajo! ¡decime que quieres de mí!... no, sabes… no me respondas – él también estaba comenzando a llorar. La apuntó con rabia – vos sos una egoísta, eso sos… sos una mierda Rocío… lo único que queres es verme mal, sufriendo por vos, llorando por vos como un infeliz, no soportas que yo esté feliz con otra persona, vos estás acá para cerciorarte que yo sigo eternamente enamorado de vos, que no te olvide que te voy a amar toda la vida, que me voy a quedar como un idiota esperando a que vuelvas… que como siempre hice te voy a esperar y respetar todos tus tiempos mientras vos… ¡maldita seas! – le gritó - ¡mientras vos estás viendo que hacer con tu puta vida! ¿eso querés no? – Rochi con sus manos tapaba su cara y lloraba, lloraba, y lloraba - ¡dale, contéstame! – se acercó a ella y la remeció sosteniéndola de las muñecas.
-          ¡basta! ¡soltame! Me estás lastimando…
-          ¿¡y vos cuánto daño me hiciste a mí!? ¿eh? ¡sos tan egoísta que solo pensas en vos y en nadie más que vos! ¡Te pensas que sos el centro del mundo, no soportas ver que soy feliz sin vos!
-          ¡porque no sos feliz sin mí! – estaban a escasos centímetros gritándose todo – vos no podes estar sin mí Pablo, ¿porque no asumís la verdad? Ella no te hace feliz porque para ser feliz solo me necesitas a mí… no sos capaz de estar con ella sin pensarme, ni siquiera sos capaz de hacerle el amor sin decirle mi nombre – Pablo la miraba con los ojos encendidos, casi como si lanzaran fuego - ¿me lo vas a negar acaso? ¿eh? Cobarde, ¡mentiroso!
-          ¿y si eso fuera qué? – ya la tenía contra la pared afirmando sus brazos y a escasos milímetros, ambos no podían dejar de mirarse los labios y los ojos – ¿Qué vas a hacer con eso?... yo estoy feliz con ella, ella me ama, y es una mina de verdad... –Rochi río sarcástica.
-          Te aseguro que esa “mina de verdad” no es capaz de volverte tan loco como yo…

Sin darle tiempo para pensar, la rubia se acercó para encontrar sus labios con los de él, esos preciados labios que por meses había extrañado tanto. Pablo se quedó inmóvil, mientras la rubia sensualmente lo incitaba a responderle, cosa que no tardo tanto en cumplirse. El morocho la tomó por la cintura efusivamente, haciendo que sus cuerpos instantáneamente tuvieran un contacto extremo. Sus labios se movían de una forma frenética, ninguno de los dos podía seguir el ritmo que el otro tenía, a pesar de esos sus labios calzaban a la perfección. Sus lenguas se encontraron, se entrelazaron, se saboreaban como tanto les gustaba hacer. Rocío pasó sus manos por la nuca de él enredando sus dedos en su pelo. Ambos tenían la respiración agitada la cual a cada segundo aumentaba más y más.

-          Te amo – le dijo ella entre suspiros y susurros escondidos entre sus labios. El solo la miró y continuó besándola, pero al segundo ella lo separó y lo miró a los ojos buscando una respuesta – dime que no me olvidaste, y si no… decímelo, yo me olvido de vos, nunca más te vuelvo a buscar, te lo juro… -Pablo la miraba fijamente a los ojos, pero sabía perfectamente lo que estaba haciendo y lo que sentía.
-          Yo también te amo – dijo con voz ronca, a causa de la excitación que sentía, sus manos recorrían la cintura de ella mientras se besaban – sos lo mejor que me pasó en la vida – ella simplemente sonrió, lo conocía, sabía por dónde atacar y por donde ganar también.

 Sus labios se volvieron a encontrar en un beso apasionado y lleno de sentimientos. La rubia pasaba sus manos por el torso descubierto de él, provocándole múltiples sensaciones. Las manos del morocho se dirigieron a la remera de ella, la cual al segundo ya estaba en el piso. Pablo posó sus labios en el cuello de ella, la rubia cerró sus ojos mientras disfrutaba de los mimos sensuales de él. Pablo fue bajando de su cuello, por sus pechos, por su panza, hasta llegar al pantalón, el cual fue desabrochando de manera sexy y provocativa. La rubia lo miraba desde arriba mordiendo su labio inferior, un gesto que a él lo mataba. Le quitó los pantalones dejando ver un conjunto de encaje rosa pálido el cual le quedaba perfectamente acomodado a su esbelta figura. Subió nuevamente hacia sus labios, mientras sus juguetonas manos ya no acariciaban sus caderas, si no que ahora estaban más abajo, tocando su cola. Los suspiros y gemidos de ambos no tardaron en aparecer, había un completo descontrol entre sus cuerpos, sus bocas, sus sentimientos. Con las manos posadas en aquel sector bajo de la rubia, Pablo la levantó sin soltar sus bocas. En pocos segundos aparecieron en la habitación del morocho. Caminaron a los besos hasta que Pablo calló en la cama con ella encima. Rochi se separó y provocativamente fue quitándole los jeans al morocho, el cual la miraba con una sonrisa compradora. Cuando se acercó nuevamente a besar los labios de su “ex”, el pasó sus manos por el cuello de ella y luego por su pelo para desatar la cola que llevaba puesta. El pelo dorado calló por los hombros de ella y por los brazos de él, provocándole al morocho un sinfín de escalofríos. Sus bocas se entendían perfectamente en el arte del amor.
La rubia mantenía sus piernas una a cada costado de él, haciendo que en esta posición pudiese sentir toda la “gracia” del morocho, que cada vez se hacía notar más y más. Las grandes manos de él acariciaron la espalda de Rocío, se acercaron con lentitud hacia el broche del corpiño para luego desabrocharlo y dejarlo caer. Pablo la miraba completamente enamorado; esa chica, su chica… era perfecta. Tan delicada, tan dulce, tan pasional, tan hermosa… cualquier adjetivo quedaba pequeño al lado de lo que veía cuando la miraba a los ojos, cuando sus ojos pasaban recorriendo su hermoso y tallado cuerpo. A ella le gustaba ver que él la mirara de esa forma, le gustaba sentir que le pertenecía, que ella le pertenecía a él tanto como él a ella.
Con una de sus manos Rocío fue bajando por el torso de él, hasta introducirlas dentro de su bóxer. Los ojos de él parecían tirar fuego de la manera en que la miraba. Pero no tardó en sentir el pulso de ella acariciando su cuerpo de manera muy sensual y provocativa. Los gemidos de Pablo no tardaron en aparecer, se retorcía de placer y ella disfrutaba sintiéndose completamente poderosa ante él.

-          ¿Qué pasa rubia quieres jugar? – dijo el acercándose para besarla entre risas.
-          Me encanta jugar –lo separó para mirarlo a los ojos – vos no vas a jugar conmigo, ¿verdad? – Pablo no entendió precisamente a que se refería, solo sonrió y se acercó nuevamente para besarla, haciendo que ella quedase debajo de él esta vez.

El tiempo parecía no correr cuando se trataba de amarse y estar juntos, cuando se trataba de tocarse de besarse, de sentirse, de respirarse… no sabían cuanto tiempo había pasado, solo sabían que el tiempo que pasaba era preciado. Madrugada, afuera llovía torrencialmente, pero aunque el cielo se cayera, ellos no se preocupaban si de estar juntos se trataba… las ventanas empañadas a causa del calor que desprendían sus cuerpos, entre las sabanas enredados, amándose, horas y horas y nada era suficiente.

El morocho recostado en la cama, con los ojos cerrados y una media sonrisa. Ella acostada en su pecho acariciándolo dulcemente. Rochi dejó un beso en el pecho de él y apoyo su mentón en él para mirarlo con una tierna sonrisa.

-          ¿Qué pensas? – el no respondió, solo abrió los ojos mirando al techo – ah ya se, que… extrañabas mucho estar conmigo, así… ¿no? Se noto… - se hacía la interesante. Pablo la miró y no pudo evitar reir – que te reis, me vas a decir que es mentira seguro…
-          No, no es mentira... es verdad – ella se acercó para besarlo, Pablo se lo devolvió un tanto distante – que raro está lloviendo y nunca me di cuenta…
-          Como te ibas a dar cuenta si estabas re entusiasmado conmigo –rió, pero Pablo no lo hizo – dale… ¿Qué te pasa?
-          Nada me pasa, ¿que me podría pasar?
-          No se estás raro, no te reis con nada, me miras extraño… ¿hice algo mal? ¿no te gustó? O …
-          No pará…¿Qué decís? No hiciste nada mal vos y… si que me gusto… digo… como no me va a gustar si estar contigo siempre fue lo mejor que me podría pasar – ella sonrió tierna.
-          ¿entonces? – acarició su cara con ternura. Pablo se sentó en el borde de la cama y se tiro el pelo hacia atrás – dale… ¿me vas a decir que no te pasa nada?… lo peor es que me dejas así, me haces sentir mal si no me decís que pasa Pablo – su voz estaba entre cortada, angustiada. Pablo se giró a verla y tomando la cara de ella entre sus manos la besó.
-          No sos vos, soy yo… soy yo el que no puede ordenar lo que siente – junto su frente con la de ella. Ella lo miró entendiendo a que iba.
-          Ah, ya entiendo a que queres llegar… es por ella que estás así ¿verdad?
-          No… digo… no sé, Rochi… entendeme… - Ella rió de forma triste, sabía que quizás esto iba a pasar, pero por amor ella se había arriesgado a todo. Tomó su ropa y entre las sabanas se dispuso a ir al baño. Pablo se puso el pantalón para seguirla – pará… Ro, escúchame – la tomó del brazo pero ella se soltó. Sin decir nada entró al baño – mi amor escuch… - Rocío le cerró la puerta en la cara – está bien… no me expliqué bien… - decía el morocho desde afuera – no es lo que quise decir… bueno si, pero no así, digo… ¿podes salir para que hablemos?...

Ella no respondía, solo se escuchaba que lloraba. La rubia se apoyó en la puerta y se dejo caer al piso mientras escondía su cara entre sus piernas. Como una mujer podía ser tan boluda y arriesgar tanto por amor, no se merecía eso… quizás si, ella lo había lastimado también, quizás él se lo estaba devolviendo ahora… simplemente no entendía por qué había sido tan cerdo de usar lo que para ella era lo más importante y la mayor prueba de amor, a pesar que había pasado quizás muchas veces, para ella esta vez era distinto, era demostrarse que las cosas eran distintas a como se veían, que en realidad todavía quedaba amor, que en realidad todavía el la necesitaba, que todavía la soñaba y la respirada. Pero no era así, todo era mentira, todo era una mierda.

domingo, 17 de julio de 2011

Corto Pablochi: "Sigues dando vueltas" - primera parte.



Sigues dando vueltas.

Primera parte:

-          Pablo, salís en cinco –se asomó una castaña al camarín, justo antes de que se pusieras la remera.
-          Dale, ya salgo.

Justo al cerrar la puerta, el sonido de su celular comenzó a sonar. Lo tomó (estaba sobre la cama del camarín) y vio que era ella. Sonrió y contestó algo dificultoso ya que se estabas vistiendo y estaba a punto de salir a escena.

-          Hola amor – dijo con ternura sin dejar de sonreír.
-          ¡Hola Peque! ¿ya saliste ya? – dijo animada la morocha.
-          No, no.. estoy a punto de salir a grabar otra escena, no se a que hora salga hoy, más tarde te llamo si no puedo ir a recogerte ¿si?
-          Bu, quería que fuéramos a cenar juntos.. ¿crees que puedas?
-          No lo se cariño, tengo que ver si me dan autorización para salir antes. Te prometo que cualquier cosa te vuelvo a llamar ¿si?
-          Bueno está bien. Extráñame muchito, yo te extraño tantísimo a vos, pequitas – dijo tierna dejándose caer en un sillón.
-          Yo también te extraño gorda, mucho.
-          Te amo – dijo sonriendo ella. Del otro lado hubo un gran silencio - ¿Pablo estás ahí?
-          S…si, si acá estoy… te tengo que cortar que me están esperando para salir…
-          Pero no me contestas….
-          Chau amor, ahí te llamo.

Colgó rápidamente y dejó el celular nuevamente sobre la cama. Se tiró el pelo hacia atrás, cerrando sus ojos fuertemente sin lograr entender por qué aún no era capaz de decirle un “yo también” o simplemente un “te amo”. Sentía muchas cosas por ella, era una mina hermosa, realmente era como esas mujeres que él había soñado tener toda su vida: era alta, con una cara perfecta, ojos claros, labios grandes, un cuerpo escultural, en pocas palabras, era una mujer perfecta. Sin embargo las cosas no eran como él quería que fueran, no lograba decirle un simple “te amo”, cada vez que intentaba decirlo se sentía una basura, un mentiroso de lo peor una mala persona, y eso era porque realmente no lo sentía. “El tiempo me va a ayudar, yo me voy a enamorar de vos”, se decía todos los días intentando convencerse que el amor era así, que algunas veces había que esperar un poco y dar oportunidades para que este nazca.

-          ¿Gordo te pasa algo? – Cande se sentó a su lado y le acarició la cara con ternura – te veo medio bajón ¿Qué pasa? ¿no deberías estar súper contento por todo esto? – sonrió ampliamente la morocha.
-          Lo estoy – sonrió poco – estoy muy feliz ¿Qué no me ves?
-          Ah ya se – se miró las uñas – ¿te peleaste con…
-          Macarena se llama Cande..
-          Bueno eso, ¿te peleaste con Macarena?
-          No, estamos muy bien de hecho ahora voy a pedir permiso para retirarme antes así salimos a cenar juntos – sacó un café de la maquina.
-          Ah igual no te veo tan contento que digamos que se yo, quizás son cosas mías.
-          Seguro son cosas tuyas Cande, te pasas rollos por todo, a veces te pones pesada – la morocha abrió grande la boca al escuchar eso.
-          ¿yo pesada? – se apuntó – vos sos el mala onda Pablo Andrés Martínez, desde que estás con esa mina que sos un amargado, cuando estabas con Rochi eras más tierno… - Pablo se frenó y Cande hizo una expresión de “ups” – no bueno, tampoco tan así, estoy exagerando… en realidad era todo una broma – rió y se acercó a abrazarlo – sabes que me gusta molestarte gordo – le apretó los cachetes haciendo que Pablo girara los ojos.
-          Dale, vamos a trabajar mejor será así mantenés la boca ocupada y dejas de decir tantas boludeces – Cande le pegó en el brazo mientras caminaban, Pablo rió.

A pesar que era un día helado, el sol estaba radiante en la capital. Buenos aires se vestía de un clima fresco pero iluminado por los rayos del sol. La rubia se despidió de sus compañeros y se dirigió al auto para volver a casa. La radio fuerte, Avril Lavigne, pulmón a todo lo que da, eso era lo que más amaba de volver a cada después de un agotador día de trabajo. La casa estaba vacía, era temprano aún para que sus hermanas estuvieran y seguramente Adri andaba de compras, el único que se acercó feliz a saludarla fue Cafre.

-          Hola hermoso – lo alzó en sus brazos llenándolo de besos – que raro que mamá Adri no te llevó con ella… ¿Qué tal si hacemos algo para merendar y vemos una peli? ¿te copa? – volvió a llenarlo de besos y se dirigió al a cocina.

“the notebook” fue la película elegida. Le encantaba mirarla una y otra vez, era su película favorita y cada vez que la veía terminaba con las lágrimas a flor de piel. Esta vez que la miró fue distinto. Un amor tan fuerte, inseparable, un amor que superaba cualquier problema, incluso los años que pudieran pasar o las terceras personas. Entonces por su cabeza pasó él, aunque enseguida intentó quitarse su imagen de la cabeza. Se acordaba una y otra vez en ese mismo cuarto, a solas los dos, besándose eufóricamente, cayendo a la cama, las manos de él recorriendo su cuerpo, sus lenguas entrelazadas, las manos de ella aferradas a su ancha espalda, los suspiros, los besos, los “te amo”… sacudió la cabeza al instante y apagó la televisión. Le estaba afectando más de la cuenta. Él estaba con otra mujer, estaba feliz, no se había demorado nada en olvidarla, los había visto de la mano aquel día que fue a grabar a super torpe…

·         Estaba parada en el patio principal esperando para grabar la escena, acomodándose el vestuario y esperando al director, cuando de pronto miró a su lado izquierdo y vio la escena más desagradable de todas. Pablo se acercaba a una morocha con cara de muñequita de porcelana, la cual se le lanzaba al cuello y al instante se besaban apasionadamente, chocaban sus narices y se reían. Se veían tan felices juntos, y una puntada dentro de la rubio se hizo notar. Los ojos llenos de lágrimas y unas horribles ganas de salir corriendo, de tirársele encima a esa maldita aparecida y de matarlo a él por estar con otra y no rogándole a ella de volver. Sentía que se lo merecía por haber sido tan forra, por haberlo engañado en Brasil cuando él era la persona más buena del mundo. Pablo siempre había estado a su lado para todo, mataba y daba lo que sea por verla feliz, sonriendo todo el tiempo, la consentía a todo momento y solo la hacía pasar buenos momentos juntos, se amaban como nadie más se podría amar en el mundo… pero ella lo arruinó todo, se sentía la peor basura del mundo, ver los ojos verdes de él completamente apagados cuando le había dicho la verdad, verlo destruido llorando por su culpa, diciendo que se sentía el tipo más desgraciado de la vida… le había pagado muy mal todo lo que él había hecho siempre por ella.

Se levantó de la cama y se acercó al dvd para apagarlo. En ese momento algo calló de la repisa. Se agachó a recogerlo y entonces al mirarlo sintió nuevamente ese vacío en su interior. Ella juraba y daba por hecho que todas las fotos de ellos juntos ya no estaban, pero al perecer no era tan así. Era una foto de Uruguay cuando habían ido a vacacionar juntos, salían besándose y medio sonriendo, ella colgada de su cuello, y … felices.
Giró la vista y notó que en la repisa había una caja la cual se había volteado. Se sentó en la cama con ella entre sus piernas y notó que aquella cajita era la que contenía todas las fotos de ellos juntos, las fotos que le había regalado una fan para sus dos años de noviazgo. No pudo evitar sentir una oleada de calor en su interior, bronca, melancolía, pena, todos los sentimientos juntos. Cerró sus ojos con fuerza pero no fue suficiente para no llorar… “Rochi vos sos grande, las cosas se terminan ya está, se terminó, no hay más amor” intentaba hacerse la idea, pero su corazón a cada latido le decía algo distinto “todavía estás enamorada de él, no puedes hacerte la idea de perderlo”. Se levantó y tomó su celular, estaba decidida a jugárselas esta vez.

-          ¿hola? – se escuchó al otro lado del teléfono. Pablo sabía que era ella, la conocía perfectamente, incluso conocía cuando suspiraba, su aliento a través del teléfono, conocía completamente todo de ella - ¿Quién es?- fingió – voy a colgar…
-          Pablo… - dijo la rubia con voz temblorosa.
-          ¿Rocío? – sonaba tan lindo su nombre entre el sonido de su voz, aunque extrañaba esos “mi amor” a comparación de un “Rocío” frío y amargo. - ¿sos vos? ¿pasa algo?
-          Si, si soy yo… perdón que te llame, ya se que seguro estás grabando y no… no debería joderte pero…
-          No, tranqui… estoy manejando pedí para salir antes…
-          Ah… - hubo un silencio – si bueno… yo…
-          ¿pasa algo?
-          ¿sería posible que nos viéramos? – Pablo no dijo nada, realmente le tomaba por sorpresa escuchar algo así de parte de ella, después de todo, era ella la que había decidido hace unos meses dejar de verse y mantener contacto porque “ya no daba para más la relación” – bueno yo…
-          No, no ya está, soy una tarada – rió tímida tomándose la frente – perdón no debería haberte llamado, chau…
-          ¡no pará! – Rochi sonrió – está bien… si… digo, si podemos vernos supongo…
-          ¡que bien!, me alegra porque tengo que pasarte unas cosas – miró la caja con fotos – que tengo tuyas y que bueno no es necesario que las tenga yo… - una linda excusa para verlo - ¿Cuándo puedes?
-          Ahora, si quieres…
-          Dale si, puedo… voy a tu departamento ¿está bien?
-          Estamos, nos vemos.
-          Un beso… - colgó y se puso el teléfono en el pecho, se mordió el labio y luego enarcó una ceja - ¿un beso le dije? ¿Qué te pasa Rocío ni que no lo conocieras? – se tiró a la cama sonriendo.

Colgó el celular y luego se dio cuenta lo que había hecho. Había quedado con Macarena de salir a comer y ahora le había quedado con Rochi de encontrarse en su departamento. Maldición, odiaba cuando pensaba con el corazón y no con la cabeza, porque ni siquiera lo había pensado, estaba feliz de volver a verla y eso era lo único que importaba. Tomó el celular y marcó, a pesar de todo, tenía que tomar una decisión.

-          Maca… tengo un problema.
-          ¡Mi amor! ¿Qué pasa? Ya estoy casi casi lista – llevaba casi tres horas maquillándose.
-          No creo que podamos vernos hoy…
-          ¿Cómo? ¿Por qué?
-          Pasa que voy a salir tarde y bueno después tengo unas cosas importantes que hacer, perdón…
-          Bueh – se sentó al borde de la cama con puchero – está bien, supongo que nos vemos mañana ¿no?
-          Si, si obvio… te mando un beso gorda, te quiero.
-          ¿solo me queres? – sonrió –yo te amo mucho…
-          Si, si eso… bueno besos, nos vemos.
-          Chau.

No sabía si estaba bien, solo sabía que estaba, bien o mal, pero iba a hacerlo, aunque sea para cerrar esa maldita etapa que no lo dejaba vivir en paz.